
Hasta siempre amigo, hermano.
Hay quien aún cree que los hombres no deben llorar, yo no soy de esos, y, en el caso de que lo fuera, tampoco podría cumplir con esa afirmación. Ayer, de buena mañana, me desayuné, en un viaje a Madrid por cuestiones de voleibol, con la noticia del fallecimiento de José García Parres (nuestro Pepe Parres). No sé la de rincones que encontré para llorar, y no en sentido literal, durante el tiempo de estancia en la capital.
Pepe era, y lo seguirá siendo donde se encuentre, un amigo fiel, un trabajador incansable, un alma generosa, una luz en la incertidumbre, un hermano y más que tío para su familia y un hermano para mí. Su dedicación al deporte ha sido extraordinaria e incondicional durante gran parte de su vida profesional. Su amor por la docencia y por el deporte le hizo un referente en ambos menesteres.
Nuestra andadura, codo con codo, tanto en el CV Elche como en la gestión deportiva de la Generalitat Valenciana, y posteriormente en la Federación de Voleibol, nos convirtió en “equipo inseparable” que en este lamentable momento ha sido cercenado por el canalla cáncer. Su decisiva participación en la creación del CV Elche, hoy uno de los grandes del voleibol autonómico, le convierte en una pieza fundamental en la construcción del deporte ilicitano.
Su dedicación al deporte base, con actuaciones como los encuentros de minivóley y de deporte adaptado, fueron herramientas educativas que perduran en el tiempo y que vincularon a estos objetivos a cantidad de profesionales y niños y jóvenes deportistas que hoy le recuerdan con cariño y reconocimiento.
Su dedicación sin condiciones a la gestión del voleibol autonómico desde su incorporación como vicepresidente y director deportivo de la Federación de Voleibol de la Comunidad Valenciana le cataloga como un claro referente de nuestro voleibol. Su paso por las pistas y por la arena en cantidad de eventos de voleibol y vóley playa, controlando y dirigiendo, desde su peculiar prudencia y moderación, han hecho de su persona la de más difícil sustitución.
Jugador, árbitro, directivo de club y de federación, profesor, y sobre todo incansable trabajador y mejor persona. Este, para mí y para tantos, era mi amigo y hermano Pepe Parres. Que allá donde se encuentre haya encontrado la merecida paz.
Hasta siempre amigo, hermano
Arturo Ruiz González