
“Ha sido la mejor decisión de mi vida”, afirma la central desde Neskaupstaður, un pequeño pueblo ahora cubierto de nieve
A veces el voleibol permite a jugadores y técnicos disfrutar de experiencias vitales inolvidables y María Jiménez puede dar fe de ello. Esta central alicantina (nacida en Petrer hace 23 años) tenía, este verano, apalabrado su fichaje por el CCO 7 Palmas de Superliga 2, pero una llamada telefónica lo cambió todo. “Me llamo un entrenador español y me dijo que buscaba centrales para jugar en Islandia. Al principio me quedé a cuadros, pero después vi claro que las condiciones eran muy buenas, tanto económicas como de experiencia vital. Tuve claro que no podía dejar pasar la oportunidad y ahora puedo decir que ha sido la mejor decisión de mi vida”, afirma María, hermana de Carlos Jiménez, jugador del Unicaja Almería.
La central petrerense juega en el Próttur de la Mizuno League, la máxima categoría en Islandia, y explica cómo funcionan allí los clubes. “El club directamente sólo me paga el alojamiento, el WIFI y la calefacción, pero nos facilita un contrato laboral remunerado. Yo, por ejemplo, estoy trabajando en la lavandería del hospital del pueblo. Son trabajos relativamente tranquilos, como todo lo que pasa en estos pueblos, la gente es muy amable, acogedora y, además, la experiencia me está viniendo de maravilla para mejorar el inglés”, reconoce María Jiménez.
La alicantina, de 23 años, comparte piso con una jugadora madrileña de su mismo equipo, y hace un breve repaso de su carrera: “Empecé jugando en el colegio Santo Domingo de Petrer, donde Tino Callado reclutó a mi hermano para el vóley porque era muy alto. Con 15 años me fui al IBSA de Canarias pero no me adapté bien porque era muy joven y todo aquello me venía un poco grande. Después volví al CV Elche y fuimos ascendiendo categorías hasta llegar a la Superliga”, explica Jiménez.
A la central petrerense, de 1,81 metros, no le importaría seguir viviendo la aventura islandesa otro año más, ya que apenas ha podido competir. “La Liga iba a empezar en octubre pero se paró todo por la pandemia de COVID-19 y hemos comenzado la competición hace dos semanas. Ojalá podamos jugar ya sin parones porque tengo muchas ganas”, concluye Jiménez desde Neskaupstaður, un pueblo pequeño con paisajes de ensueño.